Escribir la vida de Gritando en Silencio desde mi perspectiva es algo complejo. Si me dejase llevar, empezaría hablando de aquellas conversaciones en el pub irlandés y del primer concierto que la banda dio en Madrid, donde sin ni siquiera tener un disco ya habían colgado el “entradas agotadas” en el Jimy Jazz vallekano. Pero entonces esto tomaría forma de libro, así que me atendré a los establecidos cánones sobre breves redacciones biográficas, o sea, contar la vida de principio a final… por orden y resumidamente.
Corría el año 2002 en un instituto sevillano, donde cuatro adolescentes se encuentran y hayan en la música un buen tema de conversación para la cantidad de horas que empiezan a saber aprovechar del horario lectivo; así dan vida a un grupo de rock, con los sueños por delante y todo el ánimo del mundo para verlos cumplidos. En el proyecto ya se encuentran los cuatro músicos que han formado Gritando en Silencio hasta hoy: Jorge Correa a la batería, Miguel Ángel Santos a la guitarra solista, Marcos Molina a la guitarra y la voz, y Aldo Jaenes al bajo. Con un trastero familiar como local de ensayo y limitados conocimientos de sus respectivos instrumentos, la artesanía compositiva se muestra ya como seña de identidad del grupo: nada de versiones ni aún en los comienzos. Cierto es que descubren la complicación de no saber plasmar en una canción todo lo que llevan dentro, aún queda camino por recorrer para el músico… pero por eso mismo lo llamé artesanía compositiva, hecha con las manos y empujada con el corazón. Y junto a la efervescencia de saberse creadores, van llegando las oportunidades de compartir las canciones en directo: el primer concierto en el instituto y más tarde en el mítico Brujas de la Alameda son ya dulces recuerdos, sólo compartidos entre los más allegados.
Habiendo probado el pecado, las tablas de un escenario con un amplificador detrás a toda hostia, ya no hay marcha atrás. Los amigos corroboran la sensación de que hay temas con un carácter especial, temas que merecen ser grabados, y el primer intento se hace en los estudios Sputnik del gran Jordi Gil con la colaboración de nuestro amigo Albertucho.
De ahí sale la primera maqueta del grupo, “…ahora que…”. Cuatro canciones que ya son reflejo de la singular manera en la que GeS
arrojó su rock. Tras ella, buenas críticas y nuevas composiciones dan pie a que en tan sólo un año editen “Destilería de Rock&Roll”, grabada de
forma tan burda que supera con creces el calificativo “maqueta autoproducida”. Las primeras sorpresas llegan rápido; Gritando
en Silencio ha editado sólo 8 temas, apenas ha hecho promoción y el único ente dispuesto a difundir su obra parece ser internet, fiel compañero desde entonces. De su mano llega a los primeros medios rockeros que reconocen a la banda como “grupo revelación ́05” (La Ducha Fría), “mejor grupo de rock sin disco editado ́05” (RockEstatal), “4o y 3o grupo revelación ́07/ ́08 respectivamente” (Manerasdevivir) e historias similares.
Y eso no es todo, ¡qué va! Se dice pronto, pero la banda recorre durante cuatro años gran parte del Estado, en una gira intermitente y que increíblemente es endulzada por más público del esperado en
cada concierto. Además en el camino, no de rosas, aparece Iratxo y el bonito hermanamiento entre ambas bandas, y como resultado una gira conjunta previa a la publicación del 1o LP de GeS. Poco antes de esa época había entrado en el proyecto, Carlos Roldán, “elQuinto” en silencio.
Con más de 2 años de retraso, ahí es nada, se publica en 2009 “Contratiempo”. Un disco de 14 temas más un bonus track, autoproducido y como decimos por aquí, “auto-todo”. El calificativo hecho con las manos impregna lo que hacia el exterior sale de la banda (videos, cartelería, noticias, iniciativas…) y el disco no es menos; Contratiempo es grabado a medias entre varios estudios y un par de dormitorios (literalmente), licenciado con Creative Commons y subido a esta web para su libre descarga. Su acogida entre público y profesionales del sector es muy buena, y reflejo de ello es la poderosa gira de casi 40 conciertos y la presencia de la banda, con tan sólo un disco, en los festivales más curtidos del Estado: Viña, Derrame y Aupa.
En directa relación con el hecho transcendente de crear cultura, Gritando en Silencio se pringa, apostando por el Creative Commons, el Comercio Justo y Ecológico, la Banca Ética, medios de comunicación alternativos, etc… amparados en una forma de vernos a nosotros mismos bajo la idea de que “no somos sólo música”.
Al finalizar la gira, la banda entra de lleno en la preparación del segundo trabajo discográfico. Varios meses en el local de ensayo lo convierten en el cuartel general donde se va perfilando la nueva obra. Porque así lo ha querido nuestro particular imaginario colectivo el disco lleva el nombre de “Maldito”, muy sugerente desde luego y quizás reflejo de un
plantarle cara a las dificultades; el tiempo lo dirá.
La gira que lo acompaña suma más de 60 fechas con renovado éxito y sin intermitencias, llegando a saturar salas de medio y gran aforo. La banda participa en los programas de apoyo a grupos emergentes como “Artistas en Ruta ́11” y “Girando por Salas ́12”, presenta Maldito en los conciertos de Radio3 y los mayores festivales… y se consagra como la gran banda de rock que muchos auguraron.